Día 11: barco, carretera y Dubrovnik

Kilómetros aproximados: 230.

El movimiento de la gente empezó bien pronto, alrededor de las 5 de la madrugada ya comenzó a aparecer gente, y sobre las 5’30 ya estaban casi todos en los coches. Por fin vimos al conductor de la camioneta que teníamos delante, ayer ni lo llegamos a ver, cuando nosotros aparcamos detrás de él, ya se había ido.

En el papel de los horarios indicaba que la salida del ferry era a las 6, pero según el de la ventanilla a las 6’15; al final ni una ni otra, el embarque comenzó a las 6’20, eso sí, muy ordenadamente comenzando por la fila 1 (la nuestra), que curiosamente era la más alejada del barco.

Cuando entramos en la bodega del ferry ya respiramos más tranquilos, porque en teoría si todo iba en orden éramos el vehículo 7 para entrar, pero como éramos la fila más alejada del embarque no las teníamos todas, nos daba miedo que a la hora de embarcar fuera un caos con gente colándose; pero para nada, todo muy civilizadamente y muy ordenado.


El barco era más pequeño y más antiguo que el de la ida, tal como nos dijeron ayer; pero con lo ordenada que fue la entrada de coches y camiones, dentro del barco sí que fue un poco más caótico, porque la gente a pesar de la falta de sitio, le daba igual tumbarse y dejar a otros sin asiento, dejaban las maletas encima de los asientos y se tumbaban tranquilamente, ocupando tres asientos. Nos separamos por parejas y conseguimos encontrar sitio en la parte de butacas, aunque en el contrasentido de la marcha.


La primera parte del viaje transcurrió entre cabezazos y el resto ya despiertos, eso sí, muy aburridos; y desde que divisamos Split, hasta que atracamos en el puerto se nos hizo muy largo. Llegamos alrededor de las 10 y tardamos unos 15 minutos en desembarcar, porque al ser de los primeros en entrar estábamos en un lateral y fuimos de los últimos en salir.

Aprovecharon hasta el último hueco

La salida de Split fue dificultosa, por el tráfico que había a esas horas y por lo espesillos que estábamos nosotros, pero a pesar de eso, conseguimos interpretar bien el GPS y no perdernos.

Entre Split y Dubrovnik teníamos algo más de tres horas de viaje, y durante el trayecto le dimos la segunda vuelta al USB de música, lo que significaba unas 29 horas en el coche. Pillamos la autopista, pero antes de llegar a Bosnia y Herzegovina ya se acabó, en ese tramo hasta la frontera, la carretera estaba llena de puestos de naranjas y limones.

En este trayecto hay que cruzar un tramo de unos escasos 10 kilómetros que pertenecen a Bosnia y Herzegovina; por lo menos no pillamos tráfico en las fronteras y los tramites fueron rápidos, tanto en la de Bosnia y Herzegovina, como en la de Croacia. Luego, el tramo desde la frontera hasta Dubrovnik, se nos hizo pesado por la cantidad de curvas y la cantidad de ciclistas que circulaban.

Sobre la 1’30 llegamos a la zona nuestro alojamiento APARTMENT & STUDIO LEMON, encontrar la casa fue bastante complicado y con las ganas que teníamos de llegar, todavía más, la referencia que dan es el supermercado Konzum, y al supermercado llegamos, pero tuvimos que llamar a la de la casa para que viniera a buscarnos. La pobre nos explicó muchas cosas de la ciudad, pero nosotros solo queríamos que se fuera, nuestro tiempo en Dubrovnik era muy poco y teníamos que aprovecharlo.

Rápidamente fuimos al Konzum a comprar algo de pan y fiambre para comer, y algo para desayunar; comimos rápidamente y a las 3’30 logramos salir al centro.

La visita de Dubrovnik iba a ser exprés, porque con el incendio de ayer perdimos todo un día, y sólo nos quedaba una tarde.

DUBROVNIK es conocida como “la perla del Adriático” y en 1979 su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde hace unos años se ha hecho muy famosa, por ser escenario de la serie "Juego de Tronos".

En el siglo XII construyeron las primeras murallas alrededor de la ciudad para protegerse de las invasiones, que llegaban tanto de Oriente como de Occidente.

Su primer invasor importante fue Bizancio (aunque mantenía una notable autonomía), luego fue conquistada por los venecianos en 1205, que la conservaron hasta 1358, cuando con el Tratado de Zara (Zadar) ganó más independencia y se llamó República de Ragusa.

Tras la retirada de los venecianos aparecieron los turcos, y en 1364 Ragusa firmó con el sultán del Imperio otomano, un tratado de alianza y protección (el primero entre un país musulmán y un estado cristiano), gracias al cual fue respetada por la invasión otomana. A cambio de la protección, Dubrovnik debía pagar un tributo al sultán; una delegación se dirigía cada año a Constantinopla, la cual permanecía un año, sirviendo de rehén hasta que llegase el siguiente tributo.

La ciudad sufrió en 1667 un terremoto que dañó bastante todos sus edificios y viviendas, y muchos tuvieron que ser construidos prácticamente de nuevo.

La Republica de Ragusa, conservó una notable autonomía, gracias a las habilidades diplomáticas; una ciudad que consiguió mantener su independencia durante cerca de mil años, incluso estando ocupada.

Su economía se basaba en la navegación y el comercio marítimo, navegar era tan importante que cada hombre debía plantar a lo largo de su vida cien cipreses, después, tras cincuenta años esa madera servía para la construcción de barcos.

En 1808 Napoleón puso fin a la República de Ragusa, que fue incorporada al reino napoleónico de Italia; y en 1815 tras la derrota de Napoleón, paso al Imperio de los Habsburgo.

Entre las dos Guerras Mundiales, fue cuando Ragusa, oficialmente se convirtió en Dubrovnik.

Durante la Segunda Guerra Mundial entre 1941 y 1943, fue ocupada por tropas italianas, y en septiembre de 1943 pasó a ser ocupada por los alemanes.

Tras la guerra, durante la época del mariscal Tito, recibió mucha inmigración de Herzegovina, para trabajar en la construcción de nuevos hoteles.

Tras las elecciones de 1991 en las que Croacia proclamó su independencia de Yugoslavia, para detener dicho proceso, el ejército yugoslavo (en su mayoría serbios y montenegrinos), el 6 de diciembre lanzaron un ataque por tierra, mar y aire, sufriendo la ciudad un asedio durante seis meses. Tras este bombardeo, la ciudad tuvo que realizar su segunda gran reconstrucción.

Así de espectacular vimos la FORTALEZA MINCETA, llegando por Zagrebacka ulica; este es el punto más elevado de las murallas
y lleva el nombre de la familia que donó los terrenos donde fue construida

Entramos por la espectacular (y concurrida) PUERTA PILE (Pile Vrata) construida en 1537, a la que se accede por un puente de piedra y a continuación por un puente levadizo de madera; en realidad son dos puertas con un entresijo de escaleras y rampas que dificultan el paso entre ellas.


A las 4 comenzamos la ruta por las MURALLAS (Gradske Zidine), normalmente se hace en un par de horas, pero nosotros fuimos rapidillos y a las 5’30 estábamos saliendo. Contenta, porque durante el día de ayer, habían momentos que pensaba que no podríamos ni visitar las murallas; con más tiempo hubiéramos hecho el paseo más tranquilamente. Horario septiembre: 8 a 18’30. Precio: 150 HRK, incluye Fortaleza Lovrjenac. Hay 3 entradas: Puerta Pile (Pile Vrata) que es la entrada principal, Fuerte de San Juan (Tvrđava Sv. Ivana) y Fortaleza de San Lucas (Tvrđava Sv. Luka).

GRAN FUENTE DE SAN ONOFRIO

PLACA










Espectacular FORTALEZA LOVRIJENAC vista desde las Murallas; situada a 37 metros sobre el nivel del mar, constituye un símbolo de resistencia de Dubrovnik contra la República de Venecia, en la puerta hay una inscripción en latín tallada en la piedra que dice:
"No bene pro toto venditur auro libertas", que significa "La libertad no se vente por todos los tesoros del mundo"


ISLA DE LOKRUM, dice la leyenda que en el siglo XII Ricardo Corazón de León, en su regreso de las cruzadas naufragó
frente la costa, refugiándose en la isla y como agradecimiento hizo una donación para construir la Catedral










FORTALEZA MINCETA







FORTALEZA MINCETA



PLACA

Historia y datos de las Murallas la mayor parte fue construida entre los siglos XV y XVI y apenas fueron dañadas durante el terremoto de 1667. Tiene 1940 metros de longitud, con 16 bastiones y 5 fortalezas (tres de ellas incrustadas en los muros); en algunos lugares las paredes miden hasta 25 metros de altura, con un espesor de 4 a 6 metros en la parte que da al continente y de 1 a 3 metros en la parte que da al mar. Las murallas resistieron con éxito todos los asedios hasta principios del siglo XIX, cuando las tropas napoleónicas se hicieron con el control de la ciudad y dejó de ser la ciudad inexpugnable que era hasta entonces.

Recorrimos la calle principal, PLACA o STRADUM, su aspecto es el resultado de la reconstrucción tras el terremoto de 1667; finaliza en la Plaza de la Loggia (Trg Luža).


IGLESIA DE SAN BLAS, dedicada al patrón de la ciudad

TORRE DE LA CAMPANA

COLUMNA DE ORLANDO, el antebrazo de este caballero medieval del siglo XV
fue la medida de longitud de la República de Ragusa (51'1 cm) y
el símbolo de la independencia cuya bandera ondeó en el mástil


Era nuestro último día en Croacia, así que nos teníamos que deshacernos de las kunas y cambiar algo de moneda para Bosnia y Herzegovina. En la calle principal vimos una casa de cambio a un precio razonable, y cambiamos las kunas a marcos bosnios (un marcos bosnio 3’95 kunas); el cambio no estaba mal, sobre todo teniendo en cuenta que era la calle principal.

Tras dar por vista Dubrovnik (madre mía, el dichoso incendio hizo que pareciéramos un tour), y comprar algún regalito (en plan exprés claro), decidimos subir al teleférico.

Para llegar desde Placa al Teleférico hay que ir subiendo diversas calles, muchas de ellas de escaleras; con él se llega a lo alto del monte Srd a 415 metros. Horario septiembre: 9 a 22. Precio ida y vuelta: 150 HRK.




Al llegar allí, tuvimos que esperar porque ya no entramos en el que subía en ese momento, una pena porque cuando llegamos arriba ya estaba comenzando a bajar la luz; si hubiéramos pillado el anterior, habría sido perfecto, pero bueno a pesar de ello disfrutamos de unas bonitas vistas y una preciosa puesta de sol con la ciudad amurallada abajo.





Nos quedamos un poco y comenzamos a ver la ciudad iluminada; lo malo es que luego la cola de bajada fue larga, y claro con el viento frío que hacía cuando se fue el sol, tampoco apetecía quedarse. Por lo menos al bajar íbamos en primera fila y vimos todo muy bien.



Y con los deberes hechos (murallas y teleférico), nos relajamos un ratillo, que dedicamos a comprar algún imán que nos faltaba. Echamos cuentas de dinero para Bosnia y Herzegovina, y decidimos volver a cambiar un poco más en la misma casa; esta vez desde euros, y claro cuando haces el cambio así, lo que hacen es hacerte dos cambios, primero de euros a kunas (un euro 7’10 kunas) y después de kunas a marcos bosnios (un marco bosnio 3’95 kunas).

Decidimos ir al War Photo Limited, que es un museo con imágenes de prestigiosos fotógrafos sobre la dureza de la guerra de los Balcanes; la verdad que está muy bien, te dan un folleto en español con las explicaciones de las fotos, aunque nosotros por falta de tiempo tuvimos que hacerlo en versión rápida (como todo en esta ciudad). Horario: 10 a 22. Precio: 50 HRK.

Luego ya fuimos a cenar (previamente al bajar del Teleférico habíamos reservado), en Konoba Rozario pedimos calamares a la plancha, pollo y risotto; y también media docena de ostras, junto con las bebidas salimos a 27 € por persona, la cena bien sin más más (igual nuestro sueño y cansancio también influyó) y bueno aunque pedimos ostras, ya se notaba que habíamos llegado a la capital del turismo.



Paseo por PLACA, los heladitos como todas las noches, y ya nos despedimos de esta bonita ciudad.



IGLESIA DE SAN SALVADOR, curiosamente no fue dañada ni el terremoto de 1667 ni alcanzada por ningún proyectil
durante la guerra de 1991, pero en su fachada todavía se pueden ver marcas de la guerra

Y hasta aquí nuestra visita a Dubrovnik

Llegando a la casa nos perdimos un poco porque es muy lioso llegar al callejón donde se encontraba nuestra casa, y de noche con la poca iluminación no distinguíamos casi. Pero bueno, llegamos y rápidamente a dormir, estábamos muertos y mañana la ruta continuaba.

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