Día 12: Mostar y Sarajevo

Kilómetros aproximados: 270.

Tras el desayuno pasamos por el Konzum a deshacernos de las últimas kunas, comprando agua, chocolatinas, galletas y caramelos. Y según lo previsto, poco más de las 8’30 ya estábamos saliendo.

Para ir Dubrovnik a Mostar hay varias rutas, la de mejor carretera suponía cruzar la frontera tres veces, pero es la ruta por la que nos decidimos; teníamos algo menos de tres horas de viaje. La ruta que seguimos fue pasando por Opunzen, en las fronteras no esperamos mucho; la primera de Croacia a Bosnia en Duzi unos 15 minutos; la segunda de Bosnia a Croacia en Neum unos 10 minutos y la tercera de Croacia a Bosnia en Metkovic sin espera.

Al final la carretera, nos pareció bastante mejor de lo esperado, también hay que decir que esta carretera según el mapa, es de las mejores del país; pero aun así la velocidad fue bastante baja durante gran parte del trayecto.

Llegamos a Mostar sobre las 11’30, directos al parking que habíamos visto antes por internet, situado en la misma calle que llega al puente (Onešćukova), justo donde comienza a ser peatonal.

MOSTAR debe el nombre su famoso puente Stari Most, la ciudad quedó bajo dominio otomano en 1468, y posteriormente en 1878 pasó al Imperio austrohúngaro, que gobernó allí hasta después de la Primera Guerra Mundial en 1918. Tras declarar el país la independencia de Yugoslavia, la ciudad sufrió un duro asedio durante 18 meses, entre 1992 y 1993.

Al salir del parking cruzamos ya las primeras tiendas y restaurantes para llegar al puente, a rebosar de gente en plena hora punta turística, pero aun así, pudimos hacernos nuestro hueco para las fotos. La piedra del puente es más que resbaladiza, hay que ir con muuuucho cuidado.


Vistas desde Stari Most

Vistas desde Stari Most


Historia del STARI MOST (Puente Viejo) desde su construcción en 1566 bajo el mandato del Sultán de Estambul, Solimán el Magnífico, fue el símbolo de la ciudad; esta estructura de un único arco, unía la orilla izquierda y derecha del río Neretva y era considerado un elemento de unión entre Oriente y Occidente (en el oeste del río los católicos croatas y en el este del río los musulmanes bosnios).

Destaca sobre todo su ángulo, con una envergadura de casi 30 metros y con una altura de unos 20 metros sobre el río. Está flanqueado por dos torres, Halebija y Tara, estas torres albergaban a los guardianes del puente (mostari); hoy Halebija es un museo sobre la historia de la ciudad y la construcción del puente, y Tara una exposición fotográfica sobre la guerra que destruyó gran parte de los Balcanes.

Durante la guerra entre bosniocroatas (católicos) y bosníacos (islámicos), los croatas vieron en el puente un punto débil y acabaron derribándolo el 9 noviembre 1993; el comandante del Consejo Croata de Defensa (HVO), Slobodan Praljak, fue el que ordenó su destrucción, alegando que era por su importancia estratégica, aunque muchos expertos han considerado que su importancia era mínima, que fue en realidad por ser una propiedad de la cultura bosnia musulmana.

La reconstrucción del puente comenzó en 2001, intentaron utilizar piedra lo más parecida posible, incluso algunas piedras que estaban en el fondo del río fueron recuperadas por buzos húngaros; finalmente en 2004 terminó su reconstrucción.

Este puente ha acabado convirtiéndose no solo en el símbolo de la ciudad, sino también del país; representando un símbolo de paz y unidad nacional, que es Patrimonio de la Humanidad desde 2005.

Hay croatas y bosniocratas que preferirían que siguiera derruido, porque lo siguen considerado musulmán y que no tiene que ver con ellos.

El 29 de noviembre de 2017, Slobodan Praljak (el comandante que ordenó la destrucción del puente), se suicidó ante el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, que ratificaba su condena a 20 años de prisión; tras conocerla, gritó al Tribunal, que él no era culpable de los crímenes de guerra y acto seguido ingirió un veneno (cianuro de potasio) que le causó la muerte el mismo día.

Seguimos recorriendo las atestadas calles, ya en el barrio musulmán, y aquí lo que te encuentras es una de las zonas con más encanto, el Viejo Bazar Kujundziluk, unas calles que antaño a mediados del siglo XVI fueron un montón de puestos a modo de bazar árabe, y que hoy en día son pequeños talleres, cafés y restaurantes, donde se ofrecen souvenirs y dulces típicos.


En el suelo de esta zona hay bonitos dibujos en el empedrado, pero es bastante incómodo para caminar.


Saliendo de esta abarrotada zona, llegamos a la MEZQUITA KOSKI MEHMED-PASHA (Koski Mehmed-Pašina Džamija), construida a principios del siglo XVII, es la segunda más grande de la ciudad; su interior es visitable, pero lo que destaca son las vistas desde el minarete. Precio: mezquita y minarete 12 BAM y sólo mezquita 6 BAM. Nos dicen que esperemos para subir, que se sube de 5 en 5 y en ese momento habían personas arriba, que en cuanto las viéramos podíamos subir.


Los 6 BAM de la mezquita nos parecieron un robo, porque estaba en restauración con todos los trastos y andamios sueltos por ahí.




La subida al minarete es muuuuuy estrecha, eso sí, tiene recompensa una vez arriba, por sus grandes vistas del puente. Esta subida no la recomiendo ni a gente con claustrofobia por la estrechez de las escaleras, ni a gente con vértigo porque una vez arriba, estas casi en el aire; las escaleras son tan estrechas que no se pueden cruzar dos personas. Eso sí las vistas merecen la pena, yo creo que son las mejores que se pueden tener del Stari Most.

IMPRESIONANTE





Al bajar, fuimos a la zona que hay justo detrás, donde también hay otra buena panorámica del puente.




Seguimos hasta la Mezquita Karagoz Bey, que también es visitable, pero estaban en la hora de la oración y en ese momento no se podía.

Así que mientras decidimos ir a la CASA BISCEVICA (Bišćevića Kuća), una casa tradicional otomana del siglo XVII. Precio: 4 BAM. Hay que descalzarse para visitarla, porque en toda la casa hay alfombras. Una visita que se hace en un momento y que a nosotros nos gustó bastante.







Luego regresamos a la MEZQUITA KARAGOZ BEY (Karađoz-Begova Džamija), construida a mediados del siglo XVI, es la más importante de la ciudad y también la más grande, fue de las mezquitas que más daños sufrió durante la guerra, quedando destruida casi por completo, volvió abrir sus puertas en 2004. Precio mezquita: 5 BAM; también se puede subir al minarete. Para la visita hay que descalzarse, en la otra Mezquita no hizo falta por las reformas; el interior es similar a la otra, pero aquí estaba finalizada la reforma.





A pesar que ya hace más de 20 años que finalizó la guerra todavía quedan marcas de metralla.




Y ya se había hecho hora de comer, volvimos a cruzar el puente para ir la calle Onešćukova.



Esa es la Mezquita Koski Mehmed-Pasha, a la que subimos al minarete; se puede ver a la gente

NO OLVIDES

En la calle por la que pasamos al salir del parking, hay sitios de comida para aburrir, nosotros fuimos a Tima - Irma, pedimos una bandeja de carne para 3, un par de filetes de pechuga y una ensalada, que junto con los refrescos costó 95 BAM (salimos a 8 € por persona) y sobró comida, que cantidades más brutales, todo muy rico, pero el queso era salado, salado, salado; la salsa roja se llama ajvar y está hecha con pimienta, pimiento, ajo y berenjena, muy rica, Lo que nos resultó un poco chocante, fue que el pan estuviera bajo de toda la carne.




Así dejamos el plato

Para finalizar la visita en Mostar, bajamos al río para tener otra de las panorámicas de la ciudad.





De regreso al coche paramos en unos baños, 1 BAM por persona.

En Mostar se puede pagar en tres monedas diferentes, más o menos el tema es 1 € = 2 BAM = 4 kunas. Es una locura, pero en algunos casos salía mejor pagar en euros que en su moneda por el tema del redondeo.

Pagamos el parking (en el kiosco de al lado) a 4 BAM por hora, que es caro para la economía del país, pero en los sitios turísticos ya se sabe; además la situación es inmejorable.

Sobre las 3’30 salimos de Mostar, rumbo a la capital, Sarajevo, un viaje de unas tres horas. Por el camino vimos que conducen un poco a lo loco (desde nuestro punto de vista, claro), y es que adelantan por línea continua, entre otras cosas. Pillamos un atasco y cuando avanzamos vimos un par de coches estampados al medio de la carretera, y como te sacaban por un arcén, pues el tráfico iba muy lento (tenían parados camiones y autobuses, porque ellos no cabían por el arcén). Y vimos algo muy curioso, y es que uno de los primeros coches de la cola estaba parado, todos esquivándoles, y es que el conductor y acompañante, se estaban echando una siestecita. Llegando a Sarajevo pillamos un trozo de autopista (5 BAM).

Pasadas las 6’30 llegamos al HOTEL BISTRIK, el hotel tenía parking, pero menos mal que tenemos un más que excelente conductor, que parking más complicado.

Mini descanso y en media hora salimos a dar una vuelta, el frío a esas horas ya era considerable, más que nada teniendo el cuenta, el calor que habíamos pasado durante la mañana en Mostar.

SARAJEVO es conocida como la “Jerusalén de Europa” porque en esta ciudad durante siglos han convivido, musulmanes, ortodoxos, católicos y judíos.

Fue edificada en el siglo XV por el Imperio otomano, llegando en el siglo XVII a ser la ciudad más importante de los Balcanes y la segunda del Imperio otomano tras Estambul.

En 1878 con el Tratado de Berlín, pasó a estar bajo el Imperio austrohúngaro, en aquellos años comenzaron a tener tranvías como medio de transporte, primero en 1885 tirados por caballos y a partir de 1895 eléctricos.

En 1914 ocurrió un hecho histórico muy importante en Sarajevo, el 28 de junio fueron asesinados a tiros el Archiduque Francisco Fernando de Austria (que era el heredero al trono austrohúngaro) y su esposa Sofía Chotek; este hecho acabó siendo el detonante de la Primera Guerra Mundial, que comenzó tan sólo un mes después. Una placa recuerda el lugar exacto en que Gavrilo Princip (un nacionalista extremista de origen serbobosnio) realizó los mortales disparos.

Tras acabar la guerra y disolverse el Imperio austrohúngaro, en 1918 la ciudad formó parte del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos hasta 1929, cuando pasó a convertirse en Reino de Yugoslavia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941 la ciudad fue invadida por tropas del Eje (liderado por Alemania), y fue bombardeada por los Aliados en 1943 y 1944. Finalmente fue liberada el 6 abril 1945.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se constituyó la Republica Federal Socialista de Yugoslavia (con el mariscal Tito al frente) y Sarajevo fue escogida como capital de la Republica de Bosnia y Herzegovina; el régimen comunista realizó grandes inversiones en la ciudad, desarrollando la industria y el turismo, convirtiéndose así de nuevo en una de las ciudades más importantes de los Balcanes.

En 1984 fue sede de los XIV Juegos Olímpicos de Invierno.

Con la desintegración de Yugoslavia, Sarajevo se convirtió en la capital de la independiente República de Bosnia y Herzegovina en 1992, estallando las hostilidades entre las tres nacionalidades principales del país. Y comenzó una dura época para sus habitantes conocida como el “Sitio de Sarajevo”, el 2 de mayo de 1992, se estableció oficialmente un bloqueo a la ciudad, tanto en las carreteras como en el envío de alimentos y medicinas; también se cortaron servicios públicos como agua, electricidad y calefacción. Este asedio durante cuatro años, ha sido el más prolongado en la historia de la guerra moderna.

La guerra finalizó con la firma de los Acuerdos de Dayton el 21 de noviembre de 1995, y la ciudad quedó divida en dos sectores, el bosnio con Sarajevo que pasaba a ser capital de la Federación de Bosnia y Herzegovina (así como de la República Federal de Bosnia y Herzegovina), y el serbio con la nueva ciudad de Sarajevo Oriental como capital de iure (significa, por derecho) de la República Srpska; formando ambas la República Federal de Bosnia y Herzegovina.

Historia del "Sitio de Sarajevo" cuando Bosnia y Herzegovina tras unas elecciones, proclaman su independencia el 5 de abril de 1992, comenzaron los primeros ataques contra la ciudad, y un mes después el 2 de mayo ya estaba completamente sitiada, hecho conocido como el .

Durante el asedio cayeron una media diaria aproximada de 329 proyectiles con un enorme poder de destrucción, el 22 de julio de 1993 llegaron a caer 3.777; en total se calcula que se dispararon durante el asedio más de 50.000 toneladas de proyectiles de artillería. Murieron más de 11.000 personas y más de 56.000 resultaron gravemente heridas.

El cementerio estaba bajo influencia de la artillería enemiga y fuego de francotiradores, así que las zonas verdes como los parques, se convirtieron en cementerios.

Los ciudadanos de Bosnia y Herzegovina esperaban que un ataque brutal, provocaría una intervención militar internacional, pero pronto se dieron cuenta que estaban equivocados; y que el destino de la ciudad, estaba en manos de una mayoría de ciudadanos desarmados, sin electricidad, agua, gas y alimentos básicos.

La gente intentaba sobrevivir pero los francotiradores tomaron la ciudad y ponían sus vidas en riesgo, el grito Pazite, Snajper! (¡cuidado, francotirador!) se convirtió en algo muy común, habían calles muy peligrosas de cruzar, una se acabó llamando “Avenida de los Francotiradores”; las fuerzas del gobierno de Bosnia y Herzegovina, eran muy inferiores en armamento a las fuerzas que les asediaban.

Durante el asedio, la única comunicación con el exterior era el Túnel de Sarajevo, construido por el Ejército de Bosnia para unir la ciudad (aislada en su totalidad por fuerzas serbias), con el territorio bosnio en el otro lado del aeropuerto de Sarajevo, que era una zona controlada por las Naciones Unidas. El túnel permitió que los alimentos, suministros de guerra, y ayuda humanitaria entrara en la ciudad, incluso hubo gente que salió por él.

La mayor masacre sufrida en la ciudad, fue en el mercado de Markale el 5 febrero de 1994, donde murieron 68 civiles y cerca de 200 fueron heridos. Tras la segunda masacre en el mismo mercado el 28 de agosto de 1995, donde 43 civiles murieron y unos 75 fueron heridos (las cifras de la masacre varían según la fuente); la OTAN acabó bombardeando posiciones serbias.

Después de la crisis de los rehenes de la ONU (los serbios cogieron prisioneros a 13 observadores militares y 89 cascos azules -entre ellos un español- que utilizaron como escudos humanos para impedir los ataques aéreos), de varias matanzas en Sarajevo y el genocidio en Srebrenica, la comunidad internacional finalmente se vio obligada a reaccionar, y la OTAN a finales de agosto de 1995 dio un fuerte golpe a la Republica de Srpska, del que no se recuperó. El gobierno bosnio declaró el fin del asedio el 29 de febrero de 1996.

Las estimaciones militares profesionales suponían que Sarajevo caería en pocos días, pero logró defenderse 1425 días completos.

Dimos una vuelta por el barrio otomano, muy animado a aquellas horas.



Sebilj, fuente pública de madera y piedra en plaza Bascarsijska

Mirando hacia el este la zona otomana e islámica y hacia el oeste la zona austrohúngara y cristiana 




Para cenar no nos complicamos mucho, buscábamos los típicos ćevapis, aunque era hora punta de cenar y nos costó un poco; pedimos ćevapis, carne y ensalada; Alfredo incluso se atrevió a probar el ayran (yogur con agua y sal) que es con lo que ellos suelen tomar los ćevapis. Salió baratillo, pero no recordamos cuanto nos costó.




No nos podíamos ir de Sarajevo sin tomar un té y probar los típicos dulces, en Baklaba Shop casi ni cabíamos, pero nos hicieron sitio; pedimos un café y el resto té, y un surtido de pasteles, que estaban ricos, pero demasiado remojados en miel.






Tras esto y con unas cuantas calorías más en el cuerpo, regresamos al hotel, fuimos bien rápidos, porque a aquellas horas la temperatura era de unos 6º.

No hay comentarios:

Publicar un comentario