Día 13: Sarajevo, Srebrenica y Belgrado

Kilómetros aproximados: 350.

Ayer por la noche decidimos que nos levantaríamos pronto y daríamos una vuelta para ver Sarajevo de día, así que sobre las 8’30 ya estábamos saliendo del hotel; a esas horas la temperatura era de 4º pero hacía sol, y la sensación térmica ya era mejor que ayer por la noche.

Comenzamos por la BIBLIOTECA NACIONAL (Vijećnica) que es el edificio más extravagante construido durante el periodo de dominación austrohúngara; inaugurada en 1896 en una extraña mezcla de estilos, destacando el neoárabe. Se ha convertido en el edificio más importante de la ciudad, inicialmente era la sede de las autoridades, y tras la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en la sede de la Biblioteca Nacional. Durante el bombardeo en la noche del 25 al 26 de agosto de 1992 se destruyó el 90% de libros y manuscritos, irremplazables; su reconstrucción comenzó cuatro años después y su inauguración fue en 2014. Varias fuentes apuntan que Nikola Koljevic, fue el que ordenó su destrucción, Koljevic era un habitual de la biblioteca, ya que era un profesor universitario amante de la literatura, pero consideró que el estilo oriental era una manifestación evidente de una “impureza” que estaba dispuesto a destruir. Se puede visitar.



Luego hicimos más o menos la misma ruta que ayer por la noche, el barrio otomano a diferencia que ayer, a esas horas estaba muy tranquilo.

Puente Latino


Sebilj en Bascarsija

Sebilj en Bascarsija


Torre del Reloj

Mezquita Gazi Husrev Bey

Mezquita Gazi Husrev Bey


Sarajevo Encuentro de Culturas

Catedral del Sagrado Corazón de Jesús

Catedral ortodoxa




"Rosas de Saravejo" un tributo al Sitio de Sarajevo y a los que fueron asesinados;
se encuentra por diversos lugares de la ciudad, después de la guerra se llenaron las marcas de las granadas de resina roja.

Alrededores del hotel

Alrededores del hotel

Alrededores del hotel

Y antes de las 10 regresamos el hotel y nos pusimos en marcha, pero nos retrasamos algo porque el callejón del garaje por el que teníamos que salir, estaba en obras (en recepción preguntamos y nos dijeron que no tendríamos problemas para salir del garaje). Ni podíamos salir hacia abajo, porque estaban los operarios, ni hacia arriba (en dirección prohibida) porque había un camión de la obra y otra máquina.

Estuvimos maldiciendo a la de recepción, pero nos pusimos a pensar en cómo salir de allí, la opción hacía abajo la descartamos, porque estaban los operarios en plena faena, así que optamos por intentar convencerlos (no sabíamos muy bien como) para que nos apartaran el camión. Y aquí sucedió uno de los momentos anecdóticos del viaje, esta vez para bien, al decirle al camionero chapurreando inglés, que si nos podía apartar el camión, que necesitábamos salir del garaje, nos hizo una pregunta que nos dejó a cuadros “where are you from?”, nos acababa de preguntar de dónde éramos, y al decirle Spain, se fue directo al camión para apartarlo y mandó quitar una mini apisonadora que estaba en mitad de la calle. Aun así la maniobra de sacar la furgoneta del garaje con todo el tinglado que había en la calle con la obra, requería su pericia, pero nuevamente gracias a las habilidades de nuestro conductor, no supuso un gran problema, y pudimos salir de allí. Nunca imaginábamos que nuestra nacionalidad nos abriera una puerta así.



Por temas de tiempo no pudimos, pero nos hubiera gustado visitar el Túnel de la Esperanza (Túnel Spasa), que construido en 1993 fue la única conexión de la sitiada Sarajevo con el mundo exterior. Aunque medía escasos 800 metros, gracias a este túnel que conectaba la ciudad con el Aeropuerto, la ciudad recuperó el acceso a líneas telefónicas, suministros de petróleo, alimentos y energía eléctrica. Sin este túnel es difícil imaginar que Sarajevo hubiera podido sobrevivir, por eso se llama el Túnel de la Esperanza; incluso fue utilizado por equipos deportivos para salir a competir.

Subsanado el problema de salir del garaje (durante algún momento lo vimos muy complicado), pusimos rumbo a Srebrenica. Nada más salir de Sarajevo, vimos un cartel que indicaba que entrabamos en la República Srpska, una zona muy boscosa y con pocas poblaciones.

Después de cerca de tres horas de viaje, sobre la 1 del mediodía llegamos a Srebrenica, las carreteras hasta allí aunque con bastante curvas, resultaron bastante aceptables.

Historia del genocidio de Srebrenica ni la declaración de independencia, ni el reconocimiento de la comunidad internacional de la Republica de Bosnia y Herzegovina, pusieron final al problema. Y estalló una feroz lucha por el control territorial, entre las diversas etnias y religiones: bosniacos musulmanes, serbobosnios ortodoxos y bosniocroatas católicos.

En marzo de 1993, a pesar que la ciudad de Srebrenica se encontraba con superpoblación y sin apenas suministros, el Consejo de Seguridad de la ONU, declaró que la ciudad estaba bajo protección de las fuerzas internacionales de paz y que nunca les abandonarían.

La población civil en zonas de minoría étnica fue objeto de traslados forzosos, y junto la población de los pueblos de alrededor huidos, hizo que Srebrenica alcanzara los 40.000 habitantes.

Lo contradictorio es que para la protección de la zona segura, no se estableció ningún elemento disuasorio de carácter militar; mientras las fuerzas serbias, se negaron a cumplir el acuerdo de desmilitarización de la zona.

A principios de 1995, los cascos azules holandeses, bajo el mando de las Naciones Unidas, tomaron el relevo y comprobaron que la situación estaba verdaderamente mal, incluso ellos contaban cada vez con menos alimentos, medicinas, municiones y combustible.

En aquellos momentos tan solo habían 400 soldados, en marzo y abril las tropas holandesas al mando del teniente coronel Thomas Karremans, dieron aviso de dos concentraciones serbias cerca de sus puestos de observación; hicieron unas peticiones urgentes de que fuera reabierto cuanto antes el corredor humanitario, puesto que la población comenzaba a morir de hambre.

Cuando el 2 de julio el general serbobosnio de las tropas de la República Srpska, Ratko Mladić, decidió atacar Srebrenica, al haber declarado la ONU zona segura, es posible que se encontraran en la ciudad más de  60.000 civiles refugiados.

Tras varios días de ataques en los alrededores, el 10 de julio el teniente coronel Thomas Karremans, hizo peticiones urgentes de apoyo aéreo a la OTAN, que por diversos motivos fueron denegadas y cuando llegaron fue demasiado tarde. Finalmente el 11 de julio de 1995 con la “Operación Krivaja 95”, la ciudad cayó en manos de las fuerzas serbobosnias.

Unos 25.000 civiles en su mayoría mujeres y niños, se dirigieron al cuartel general de los cascos azules a 5 km en Potočari, para ponerse bajo su protección; mientras 15.000 civiles (hombres y combatientes del ejército bosnio) trataron de escapar.

La OTAN llegó a atacar algunos tanques serbios, pero cancelaron sus operaciones, cuando el ejército serbio amenazó con matar a 55 soldados holandeses que habían tomado como rehenes, así como bombardear el cuartel de los cascos azules en Potočari, donde se habían refugiado mujeres y niños.

El 12 de julio, Ratko Mladić, se reunió con Thomas Karremans, el cual le reprocho los ataques aéreos de la OTAN; según testimonios, degollaron un cerdo para intimidarle y Mladić le dijo a Karremans “esto es lo que os espera a ti y a tus hombres si no obedeces” ante lo cual el coronel holandés acepto las exigencias serbias y hasta permitió que lo fotografiaran bebiendo aguardiente con los serbios.

Separaron a los hombres, de las mujeres y niños, la ONU negoció y trasladó en autobuses a mujeres y niños, aunque no todos llegaron a zona segura; los hombres fueron ejecutados.

Por otra parte, los 15.000 civiles y combatientes que huían en dirección Tuzla, fueron descubiertos por Radislav Krstić, la mano derecha de Mladić, quien comunico por radio a sus tropas: “matadlos, no necesitamos a nadie vivo”; esta orden que fue interceptada y grabada, y años más tarde usada en el juicio. Cerca de Kamenica, les tendieron una emboscada y allí fueron asesinados.

Aunque la comunidad internacional condeno la masacre, no intervinieron con más tropas, ni tomaron ninguna otra medida, el Consejo de Seguridad de la ONU, se limitó a condenar la masacre y exigir la retirada de los soldados serbios.

En Potočari existe un cementerio, MEMORIJALNI CENTAR SREBRENICA-POTOČARI, donde hay enterradas más de 8.000 personas. Localizado en la carretera R543, entre Srebrenica y Bratunac. Actualmente queda dentro de la República Srpska.










Al salir del Memorial nos dijo alguien que había por allí, que más adelante había un museo gratis. Allí que fuimos, está a pocos metros, pero mejor ir con coche, porque no hay camino (habría que ir por el arcén). Lo que nos sorprendió, es que no habíamos leído nada al respecto.

Este Museo, situado en lo que era una fábrica de baterías, fue el cuartel general del batallón holandés, que en aquel momento se encontraba allí. El museo, consiste en una exposición fotográfica con algunos videos a lo largo de 26 salas, todas las fotografías tienen lectura en inglés, pero se puede seguir bastante bien. Estaríamos algo menos de una hora, el museo daba para mucho más, pero como no lo teníamos previsto, tampoco teníamos más tiempo.



MANDO DEL BATALLÓN DE HOLANDA. Genocidio de Srebrenica - el fracaso de la comunidad internacional






Cadena de mando de las Naciones Unidas, desde Nueva York a Potocari






Era muy chocante lo secreto que es este lugar, no había ningún cartel en la carretera, la entrada apenas se veía y no vimos a nadie por allí. Luego una vez en casa sí que hemos encontrado algo de información, y hemos visto que se inauguró en el año 2017.

Ya era hora de comer, fuimos al pueblo más cercano ya en dirección a Belgrado, que es Bratunac; aquí tocaba improvisar. Aparcamos y en el primer lugar que vimos entramos, Caffe Pizzería “Piccolo”; una risa, porque la carta solo estaba en bosnio (y no había forma de conectarse el wifi), menos mal que eran pizzas. Para salir del paso bastante aceptable, las pizzas junto con las bebidas costaron 55 BAM (no salimos ni a 5 € cada uno), pagamos mitad en marcos bosnios y mitad en euros, le preguntamos al del bar y no le importó; así ya no teníamos moneda sobrante de Bosnia y Herzegovina.



Al poco de salir cruzamos la frontera, que fue la última del viaje, primero salimos de Bosnia y Herzegovina, pero la de entrada a Serbia no la veíamos, el GPS nos dice “gire a la derecha” y allí nos la encontramos de sopetón. Por Bosnia y Herzegovina como las carreteras eran más malillas y tenían bastante curvas y baches, íbamos los seis en las dos primeras filas, y al darle al policía seis pasaportes, le debió de parecer extraño que sólo fuéramos seis personas todas apretujadas, así que salió de la garita, echo un vistazo atrás, y ya nos dejó pasar.


El trayecto hasta Belgrado se hizo largo, y había que estar muy atentos porque conducen bastante bastante mal, adelantan mucho y se te clavan delante de ti aunque no tengan hueco. Durante las cerca de cuatro horas de viaje entre Bratunac y Belgrado por territorio serbio, nos dio tiempo para ver lo locos que están al volante, una vez hubo que frenar porque se nos clavaron delante y más de una vez echar volantazo al arcén por los adelantamientos tan peligrosos que hacen. También se nos hizo largo el viaje, aparte de la tensión por su forma de conducir, porque la mayoría del viaje transcurrió por una zona rural con un montón de tractores circulando.



Los últimos kilómetros antes de llegar a Belgrado fueron por autopista, y al llegar a la ciudad pillamos un buen atasco. Pero bueno, con un poco de paciencia acabamos llegando al LIFE DESIGN HOTEL y al bajar al garaje nos encontramos que no había sitio. El que estaba allí, nos daba las llaves de un coche para que nosotros lo apartáramos y metiéramos allí la furgoneta, nos negamos en rotundo a mover el coche de otra persona; si en la maniobra le hacíamos un desperfecto, ya teníamos el lio montado. Al final ante nuestra negativa, bajo uno del hotel con una mano vendada, que es el que acabó moviendo el coche; se ve que ese era el del garaje, pero estaba lesionado, y el que estaba provisionalmente no sabía conducir.

Ya con la furgoneta aparcada, en un garaje que tampoco era nada sencillo, subimos las maletas y descansamos; había sido un día con bastantes kilómetros, aunque ya no nos quedaba ningún día más de ruta.

Descansamos un rato y salimos a cenar cerca, en Kasina By Community, un lugar muy animado, la cena para cuatro (un par del grupo se quedaron descansando) costó 5.480 RSD (cerca de 12 € por persona); con el lío de monedas que llevábamos, a la hora de dejar propina nos echamos unas buenas risas, porque estuvimos a punto de dejar 10 RSD, que son 8 céntimos de euro.


Y prontito a dormir, había sido un día bastante agotador de carretera; por lo menos mañana sería más tranquilo y nos podríamos levantar más tarde.

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